03 mayo 2016

Producción Artístico Artesanal Identitaria

                         “ARTE MAPUCHE-REVISTERO”    


         Como el título lo indica, la obra es en si misma contradictoria. No es fácilmente asociable un tejido mapuche a un objeto no usual en la cultura mapuche. Pero, como explicaré más adelante, la intencionalidad del mismo es el vínculo y no la disociación de los elementos que la conforman: el estético y el funcional.

         Es una mesa-revistero. La estructura de la misma está realizada en barras cilíndricas de hierro de 8 mm, pintada en negro, con dos superficies planas y paralelas en material desplegable artístico. El diseño se funda en la búsqueda de las mínimas líneas que puedan dar sostén a la misma, siguiendo el sistema de cálculo incaico YUPANA.

Consiste en una sucesión proporcional equivalente a la naturaleza: piñas de los pinos, pétalos de margaritas, células de ADN; sigue también el modelo de multiplicación de las células y sirve para predecir eclipses. La escala es:
                   1-2-3-5-8-13-21-34-55-
(cada número se obtiene con la suma de los dos anteriores, partiendo del 1; desconocían el cero), (ver imagen).
La estructura contempla una par de caños paralelos, a cada costado, desde los cuales serán amarrados dos paños iguales de tejido mapuche, que funcionarán    como porta-revistas.      
Estructura metálica



Estructura metálica

                  
      
Para la realización del tejido seguí el proceso técnico tradicional. Partí de los bellones de lana de oveja, los hilé a mano (primero con huso y luego con rueca), los teñí con tintes naturales y lo tejí en el telar vertical al suelo, mapuche (ver imagen). El diseño responde a varios aspectos: por un lado, la presencia de los tres “puntos” básicos, que ellos utilizaban: el punto trama, el “costillita” y el “ojito de perdiz”; y por otro, la secuencia de franjas obtenidas con los diferentes colores de teñido natural, habiendo elegido los de mayor intensidad.

El arte textil es el campo donde la simetría se expresa en plenitud. En el hilado, hay simetría de rotación: en el hilado de dos hebras, con movimiento “ese” (o mágico), llamado ll’oque; y de una hebra, con movimiento contrario “zeta” (o común). En el urdido hay simetría de traslación. El tejido es bilateral y reversible (rotación). La tejedora se orienta de acuerdo a la simetría del diseño. Une los ritmos físicos (manos) y conceptuales (ideas). Traslada un ritmo temporal (del trabajo) a un ritmo espacial (el patrón del diseño).

Tejido en telar mapuche





Forma y color se complementan en la creación de la composición. La forma desde el pensamiento lógico (parte izquierda del cerebro) y el color desde las emociones, la intuición y la creatividad (parte derecha del cerebro).

La composición de mi tejido se estructura por bandas o franjas (verticales) generadas por la propia urdimbre, que le dan un ritmo irregular a través de los cambios de color, de los diferentes anchos de las franjas y de las diferentes técnicas de urdido, orientando su lectura en sentido derecha-izquierda o viceversa. En la franja de “costillita” se observa la simetría a partir de un elemento lineal-módulo, que se repite con traslación horizontal continua, y es percibido por el cambio de color de la lana. En los bordes laterales del tejido se elige una repetición del color que resuelve el “cierre” lateral del mismo, como elemento decorativo. La característica utilizada en la obra es la del diseño como identidad; por un lado, porque ineludiblemente el tejido por franjas es propio del telar mapuche (con su hilado a mano y tintes naturales); y por otro, porque la intensidad de los colores logrados responde a mi necesidad emocional frente al color, de lograr intensos contrastes. En quechua, esta técnica es el PALLAY, que significa recoger. Las figuras se realizan recogiendo los hilos de diferentes colores según el motivo, quedando visibles los hilos de urdimbre.
        

Tramas tradicionales básicas del tejido en telar mapuche


El diseño utilizado en los textiles andinos (incluido el de la cultura mapuche) tiene características identitarias y de lenguaje. La identidad aparece en la indumentaria, como código cultural; en la representación topográfica del espacio vital y como identidad social (roles sociales, religiosos, políticos, culturales y económicos) y sexual. Esto se expresa a través  del diseño total de la vestimenta, de los colores utilizados, del ordenamiento de las franjas, de la complejidad de los diseños. Como lenguaje: se expresan a través de metáforas y símbolos las ideas que tienen de la cosmología, la mitohistoria, la contabilidad, la historia personal.
Entendemos por cosmovisión una manera determinada de percibir el mundo o la realidad. Y la de los pueblos indígenas considera al universo como una totalidad armónica, donde todo se relaciona con todo, en un espacio-tiempo cíclico. La percepción espacial ordena al mundo en opuestos complementarios (hombre-mujer, puna-valle, arriba-abajo, izquierda-derecha). Utilizando esta característica es que ubico los dos tejidos-porta-revistas iguales, uno a cada lado de la parte central del objeto.

La obra tiene características polifuncionales; el contenido estético está agregado a la función utilitaria.

Tomando como base los tres sistemas de producción que conviven en América Latina, es decir: las artesanías (pre-capitalistas), las artes “cultas” y los diseños (capitalismo), podría decir que la estética de esta obra vincula la estética pre-hispánica (donde las funciones estéticas y funcionales se confunden y fusionan) y una estética de diseño (propia del capitalismo).
El simbolismo utilizado tiene que ver con la variedad de colores, los grados de intensidad de los mismos y los contrastes producidos, como así también la heterogeneidad de las anchuras de las bandas, como muestra de mi variedad de estados emocionales y su integración a través de los contrastes y texturas visuales.

Con el desarrollo del capitalismo y el aumento desmedido del consumismo se produce un progresivo abandono de las formas tradicionales de producción.

Es de mi interés y manera de ver la realidad, valorizar la producción de objetos de uso producidos a escala del ser humano; es decir, a partir de la materia prima de que dispone, con las herramientas que puede manejar por si mismo, y con técnicas apropiadas y sentidas. De esta manera se altera el circuito productivo de nuestra cultura occidental actual (producción-circulación-consumo), que provoca la separación del productor de su propia obra y la ruptura de la unidad forma-función.

Es por esto, que mi propuesta se fundamenta en la conservación de una técnica tradicional que está en vías de extinción, o cuanto menos, de desvalorización y desuso; ya sea porque las comunidades originarias las perdieron por imposición coercitiva de pautas ajenas o porque dejaron de ser necesarias para ellos. Esto lo demuestran las producciones que realizan algunos grupos originarios que, presionados por el mercado (en cuanto al “tiempo” de producción y “colores de moda”) han dejado de hilar la lana y de usar tintes naturales.

Asimismo, intento escapar de las dos falsas alternativas a la ruptura del sistema actual de producción, de la unidad forma/función. No quiero caer en el esteticismo puro de pretender “salvar las formas” aunque se sacrifiquen las funciones, ya que esto altera el mecanismo de la producción comunitaria y tergiversa su sentido. Y tampoco en el funcionalismo tecnicista, que sacrifica aspectos estéticos para mejorar la calidad técnica del producto según la demanda del mercado, desconociendo sus implicancias simbólicas y su encuadre histórico. El sentido de “reproducir” una técnica ancestral conlleva una significación que intenta recuperar el valor del vínculo entre la función estética y utilitaria, tan castigado y desarticulado en la mayoría de los productos actuales de consumo.


         ¿Cómo se acomodarán estas formas primitivas a la razón interna que anima el progreso?


         Cuando los caciques ayoreode son vencidos y llevados a las misiones dejan sus adornos de pieles y de plumas; han perdido el derecho y el orgullo de llevarlos. Cuando los shamanes chamacoco se acercan a las estancias para ofrecer su salud y su trabajo, ya no llevan guirnaldas ni diademas. Pero los últimos caciques y shamanes libres buscan afanosamente las aves elegidas y confeccionan con paciencia y sin apuro complicados atuendos rituales que ya no usarán sus hijos, pero que ahora mismo pueden convocar la verdad efímera de su momento, pueden conjurar tiempos ajenos y capturar en su levedad insoportable un instante intenso y fugaz, hermoso y real como un relámpago.

         Sin pretender compararme con los caciques ni shamanes, ni con la mágica realidad que los hace eternos a la hora de confeccionar sus atuendos y elementos rituales; mi actitud e intención en la creación de mi obra fue la de irrumpir en mi “tiempo civilizado” desde otro tiempo y espacio, el de aquellas culturas.

         Un tiempo que requiere de paciencia y goce a la hora de hilar a mano y teñir con tintes naturales; a la hora de aprender un tejido que no es sencillo; a la hora de crear un objeto para el propio uso; y un espacio que se construye tramando colores, formas y sentido.

         Me gustaría dejar a mis hijos y a los hijos de mi pueblo una experiencia de vida, ya no solo personal, sino colectiva, que contemple estos “nuevos valores” para nosotros, los “occidentales”. Con esta producción, he dado el primer paso, y expreso en ella mi agradecimiento a todos los aprendizajes realizados y las enseñanzas recibidas.


Esta producción, tanto la de análisis teórico producto de mi investigación
 como la de creación del diseño y obra del Revistero,
se enmarca en la propuesta de Trabajo Final
del Seminario de “DISEÑO AMERICANO
El rol del diseño y los sistemas simbólicos en América prehispánica”,
realizado en la Universidad Nacional de Córdoba (2005)






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